Muchos escenarios alteraron la vida de los integrantes de Arcade Fire desde que la banda canadiense vio la luz en el retoño del decenio anterior: como los fallecimientos de familiares que inspiraron la grabación de su fabuloso primer disco, Funeral (2004), el acercamiento y devoción de David Bowie hacia la agrupación o aparecer en la tapa de la revista Time junto a la proclama de “responsables de colocar a la escena musical de su país en el mapa del rock”. No obstante, todavía parecieran ser indiferentes al batacazo que dieron en la última entrega de los Grammy, celebrada en febrero y donde se alzaron en la categoría “Mejor álbum del año”, dejando en el camino a Eminem, Kate Perry y Lady Gaga. “Nos lo pasamos muy bien esa noche, más si tomamos en cuenta que no esperábamos ganar ese premio. Pero seguimos llevando una vida normal: ensayamos, vamos al supermercado, hacemos lo mismo de todos los días”, expone entre risas el baterista del grupo, Jeremy Gara, al otro lado del teléfono. “Quizás el cambio lo palparemos en la próxima gira, cuando el público que no nos conoce venga a nuestros recitales.”
The Suburbs es el nombre de su nuevo disco, el que desató el espasmo que amenaza con transformar al combinado de Montreal en el primer conjunto masivo de la última generación del indie. Incluso la tercera producción de Arcade Fire consiguió ese Grammy que le fue esquivo a OK Computer en 1998 –el álbum que tornó a Radiohead en la más reciente de las súper bandas– y que podría empezar a perfilarlo como el próximo U2, continuando con el afán de empujarlo hacia la selecta elite. Y todo a partir de su predisposición para la filantropía, de sus emocionantes recitales y de esa maravillosa alquimia para elucubrar canciones rebalsadas de mística y encauzadas a volcarse en himnos. De hecho, el cuarteto irlandés develó su tour de 2005 con el tema Wake Up, incluido en el trabajo debut de los canadienses, y hasta los invitó a abrir tres shows. “Nunca habrá otro grupo parecido a U2”, asegura Gara. “A pesar de que sentimos un gran respeto por ellos, musical y performáticamente hacemos lo que sabemos y de la mejor forma. De manera que transitamos un camino diferente al de una agrupación de semejante envergadura.”
Si bien es cierto que Win Butler –líder del conjunto– no es Bono, su carisma, teatralidad lírica y ahínco por hacer de los temas de su agrupación una acequia por la que mana la crítica social, lo convirtieron en el nuevo icono del rock. Por eso The Suburbs es una estupenda vitrina para conocer la transparencia de las buenas intenciones de este héroe del indie, pues a través de una propuesta conceptual el vocalista de Arcade Fire (originario de los Estados Unidos) comparte en este disco su infancia, al lado de su hermano William –asimismo miembro de la agrupación–, en la periferia de la ciudad de Houston. “Somos un grupo pasional, y parte de ese costado está implícito en las letras. Debido a esto, el desarrollo del armado del repertorio fue complicado. Por decantación quedaron las canciones que están”, explica el baterista acerca del proceso de producción del trabajo menos orquestal y más folk de la voluminosa formación canadiense. “La primera parte de The Suburbs posiblemente sea muy afín a Funeral, pero el resto no se parece a nada que hayamos hecho antes. Intentamos no repetirnos.”
Aparte de tres cortes promocionales que se entrevén como polaroids retrofuturistas de la vida en el suburbio, del tercer disco de Arcade Fire se desprendió un cortometraje dirigido por Spike Jonze (ex de Sofia Coppola, co-creador de Jackass, realizador del film ¿Quieres ser John Malkovich? y director de videoclips), Scenes From The Suburbs, estrenado en la última Berlinale y exhibido luego en el South by Southwest. “Aunque la gente piense que somos famosos, no contamos con presupuesto para rodar videos de canciones de tres minutos. Debido a que conocíamos a Spike, la idea fue hacer un registro audiovisual para todo el álbum.” También se especuló con que el septeto grabaría un DVD junto a músicos de Haití, llevado adelante por la fotógrafa Leah Gordon. “No sabemos de dónde salió eso”, expeditaba el muchacho tras los tambores durante este nota. Sin embargo, días después, el grupo en el que participa la vocalista y acordeonista Régine Chassagne, esposa de Win e hija de inmigrantes haitianos, ofreció un concierto sorpresa en el Hotel Oloffson de Puerto Príncipe y donó un millón de dólares para la reconstrucción del país.
Jeremy Gara ingresó en la banda poco antes de que ésta saliera de gira para presentar Funeral, luego de deambular por la escena slowcore con Kepler y por la de math rock con Weights. Desde entonces se reveló como una de las adquisiciones más importantes de Arcade Fire, no sólo por su porte musical sino por esa personalidad desparpajada que paulatinamente lo llevó a atender buena parte del calendario de entrevistas del grupo. De brazos tatuados, el baterista, que el año pasado colaboró en Heartland, el más reciente disco de su compatriota Owen Pallet, confiesa que su participación en las grabaciones es básicamente funcional a las necesidades establecidas. “Imaginate que hubo dos canciones de The Suburbs que nacieron de una batería electrónica.” Sobre el conato de estreno del conjunto del que forma parte a comienzos de este año, y la reprogramación de esta fecha, el músico nacido en Ontario explica: “No funcionamos de manera sistemática. Siempre estamos con grabaciones y ensayos. Si hay una gira, la hacemos y listo. Esperamos visitar la Argentina pronto. Ya veremos cómo”.
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